martes, 3 de marzo de 2009

La Guerra Federal

Guerra civil venezolana, también conocida con el nombre de Guerra Larga, Revolución Federal o Guerra de los Cinco Años, utilizada esta última denominación por aquellos historiadores que sitúan el comienzo de la guerra con los primeros alzamientos ocurridos contra el recién instaurado gobierno de Julián Castro (mayo-julio 1858). Después de la Guerra de Independencia, es considerada como la contienda bélica más larga y sangrienta que haya asolado al territorio nacional, así como la prolongación de los problemas políticos y sociales presentes en nuestra gesta emancipadora, dejados sin resolver una vez lograda definitivamente la emancipación de España con la victorias de 1821 y 1823 y la separación de la Gran Colombia bolivariana en 1830. En términos generales, en la Guerra Federal se enfrentaron dos bandos políticos que venían luchando por el poder desde 1846: Conservadores y Liberales.

Antecedentes:

La Venezuela que surge en 1830 con la separación de la Gran Colombia, era una sociedad que buscaba mantener los privilegios de las élites dominantes durante el tiempo de la Colonia. En otras palabras, lo que se pretendía consolidar era un consenso político fundamentando en el establecimiento de un sistema oligárquico de gobierno, el cual incorporase a su seno tanto a los remanentes del mantuanaje criollo como a los nuevos grupos surgidos de la Guerra de Independencia, cuyos privilegios sociales se veían confirmados por las tierras que habían recibido como resultado del traspaso a nuevas manos del latifundio colonial. Por otra parte, a los intereses de la clase latifundista había que añadir los de una burguesía comercial que se había fortalecido por las oportunidades de abastecimiento que ofrecían 3 lustros de campañas militares. En síntesis, para 1830 el panorama político venezolano consistía en un campamento armado de ex combatientes de la Independencia, recompensados muchos de ellos con la adjudicación de tierras; pero que veían bloqueadas sus aspiraciones de conducir los destinos de la República, debido a la centralización del poder legitimada por la Constitución de 1830, bajo el poder de José Antonio Páez y su base de poder: la burguesía comerciante caraqueña, núcleo dominante del Partido Conservador.

Ante la obstrucción de su acceso al poder, los militares-hacendados comenzaron a dirigir entre 1830-1831 rebeliones en el oriente del país que buscaban restablecer sus privilegios, además de expresar un regionalismo político que tenía sus orígenes en la Colonia y que se había fortalecido durante los primeros años de la guerra emancipadora. En términos generales, los rebeldes abogaban por un gobierno federalista que protegiera sus dominios regionales. Por otra parte, este mismo argumento fue esgrimido posteriormente por los líderes de la Revolución de las Reformas de 1835-1836, al manifestar la intención de limitar bajo el manto del federalismo al poder central, así como otorgar a los hacendados unas mayores prerrogativas tanto políticas como económicas. En este sentido, la aprobación de la Ley de Libertad de Contratos del 10 de abril de 1834 significó por lo menos parcialmente cierto entendimiento de los sectores en disputa, debido a cierto grado de bonanza económica, sobretodo en las zonas de producción agrícola de los valles centrales. Paralelamente, en los llanos se vivía una situación distinta, ya que los hacendados se enfrentaban al incremento del abigeato y del bandolerismo, como manifestaciones de una profunda inconformidad social.

Con la crisis económica que se experimenta a partir de 1842 en Venezuela, comienzan a evidenciarse las graves tensiones sociales latentes. La pauperización creciente de pequeños y medianos propietarios, desposeídos de su tierra por los efectos del encarecimiento del crédito y de las ejecuciones hipotecas y la marginalización de pequeños comerciantes, vinculados esencialmente a los circuitos de distribución interna de los productos agropecuarios, son las principales causas de los levantamientos de los años 1846 y 1847, cuya expresión política se refleja en la creciente radicalización de los planteamientos del Partido Liberal y de su vocero, el periódico El Venezolano. No obstante, los planteamientos del sector liberal no estaban orientados a modificar de manera profunda la estructura de la sociedad, ya que se enmarcaban dentro de los intereses de una clase propietaria: los hacendados. En tal sentido, durante la década de la consolidación en el poder de la «autocracia liberal» (1848-1858), después de los acontecimientos del 24 de enero y la derrota de José Antonio Páez (agosto 1849), se experimentan ciertas medidas favorables a la clase terrateniente: abolición de la esclavitud y otorgamientos de indemnizaciones a los antiguos propietarios de esclavos; modificación de la Ley de 1834 y de su suplantación por la Ley de Espera y Quita de 1841. Finalmente, ante el acaparamiento de tierras por parte de la dinastía monaguista, una fracción del Partido Liberal logra un entendimiento con un grupo de los conservadores bajo la consigna de «Unión de los venezolanos y olvido de lo pasado» que deriva en el derrocamiento de José Tadeo Monagas en marzo de 1858.

Los comienzos de la Guerra:

Con la Revolución de Marzo de 1858 en contra del gobierno de José Tadeo Monagas, se iniciaron la cadena de acontecimientos que derivarían en la Guerra Federal. Bajo la dirección de Julián Castro, el movimiento insurreccional prometía liberar a todos los trabajadores, sirvientes y campesinos de las deudas contraídas con sus patronos. Pero, una vez consolidado el nuevo gobierno, el predominio de elementos conservadores en su seno junto con ciertas medidas represivas, reavivaron la lucha. El 7 de junio de 1858, un decreto del presidente Castro ordena la expulsión de Venezuela de Juan Crisóstomo Falcón, Ezequiel Zamora, Wenceslao Casado, Antonio Leocadio Guzmán, José Gabriel Ochoa, Fabricio Conde y otros futuros jefes de la contienda armada, mientras en los valles de Aragua, en la sierra de Carabobo y en los llanos de Portuguesa se levantaban en armas, bandas de campesinos armados. Al tiempo que la insurrección se extendía, el gobierno daba muestras de incapacidad para suprimir tales estallidos, que cada vez eran más intensos. Muestra del grado de conflictividad social que se experimentaba la podemos apreciar en un las siguientes consignas: «¡ Mueran los blancos!» y «Hagamos una nación para los indios». Como una manera de atenuar la difícil situación, los congresistas que asistieron a la Convención Constitucional de Valencia aprobaron la Constitución de 1858 (31.12.1858), la cual aparte de significar la conciliación entre conservadores y liberales, otorgaba ciertas concesiones políticas a los estratos más bajos de la sociedad (sufragio universal de varones, abolición de la esclavitud). No obstante, la Carta Magna se encontraba desfasada con relación al desarrollo de los acontecimientos en el país. Finalmente, en agosto de 1858, un intento de los liberales para derrocar a Julián Castro, conocido como La Galipanada, es debelado y fracasa; pero el domingo 20 de febrero de 1859, el comandante Tirso Salaverría, seguido de 40 hombres, asalta con éxito el cuartel de Coro, se apodera de 900 fusiles y lanza el «Grito de la Federación», cuya fecha pasará luego a formar parte del escudo nacional, al lado de la fecha del 19 de abril de 1810. La guerra había comenzado.

Consideraciones Generales:

En términos generales, la Guerra Federal ha generado un suerte de mitología que no ha permitido evaluar de manera seria el impacto de dicha contienda en la sociedad venezolana de mediados del siglo XIX. En tal sentido, es necesario precisar algunos puntos claves para una mejor comprensión de un fenómeno de tal magnitud. En primer lugar, la Guerra Federal no involucró a todo el territorio venezolano. Los combates más importantes se desarrollaron en la zona de los llanos altos y bajos (el territorio de los actuales estados Barinas, Portuguesa, Cojedes, Apure y Guárico); aunque varios brotes se registraron en la zona central (estados Falcón, Lara, Yaracuy, Carabobo y Aragua), así como en el oriente (principalmente en el territorio de los estados Anzoátegui y Sucre), se trataba en estos casos de actividades de guerrilla que sólo lograron cobrar importancia en los últimos meses de la contienda. Regiones enteras del país, como los Andes, Guayana y el Zulia se mantuvieron prácticamente al margen de la lucha. En segundo lugar, los efectos de la guerra sobre la economía fueron diversos. Si bien es cierto que la ganadería quedó disminuida (resultado lógico de la concentración de los combates en las zonas de tradición pecuaria), hubo otros rubros de la producción que no se vieron afectados. El café, cultivado en los Andes, y el inicio del «boom algodonero» en Guayana, provocado por las incidencias de la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1860-1865), son claros ejemplos de esta circunstancia.

Además de los aspectos señalados anteriormente, conviene analizar la Guerra Federal desde los puntos de vistas político, social y militar, para una mejor comprensión de tal fenómeno. Desde la perspectiva política, conviene señalar que durante el tiempo que duró la contienda armada, el debate político estuvo centrado en Caracas, en torno a la oposición entre los sectores liberales y conservadores. Roto el consenso inicial de la Revolución de Marzo de 1858, Julián Castro buscó la alianza de uno u otro bando con el fin de lograr su permanencia en el poder. Sin embargo, estas maniobras sólo lograron acelerar su caída (1.8.1859); el establecimiento de un efímero gobierno provisional federalista que duró menos de 24 horas y que, después del episodio de La Sampablera (2.8.1859), es reemplazado por un nuevo Gobierno de tendencia conservadora. No obstante, en el propio seno del Partido Conservador se enfrentan dos tendencias: las de los «civilistas» o «legalistas», que apoyan a Manuel Felipe Tovar y Pedro Gual; y la de los «dictatoriales», quienes promueven la figura de José Antonio Páez como única salida para reestablecer la paz. Esta pugna se decantará finalmente con el segundo regreso de Páez en marzo de 1861, el derrocamiento del presidente Pedro Gual (29.8.1861) y la proclamación de una dictadura encabezada por Páez pero dirigida, en realidad, por Pedro José Rojas. Asimismo, una vez en el poder los conservadores llevaron adelante conversaciones con los federalistas en la sabana de Carabobo (diciembre de 1861), que no lograron un resultado favorable, prolongándose la lucha hasta las negociaciones del Tratado de Coche, en abril de 1863.

En el plano militar, la Guerra Federal fue esencialmente una guerra de guerrillas. Por otra parte, fue por lo menos en sus inicios, la primera contienda armada venezolana que utilizó la recién instalada red del telégrafo eléctrico como medio de información; aunque al poco tiempo, la destrucción de los cables y de las estaciones telegráficas paralizaría este servicio. En cuanto a la dirección de la contienda, sólo durante el primer (febrero 1859-febrero 1860), se puede hablar de una unidad de mando en el seno del Ejército federalista, destacando en este período y hasta la fecha de su muerte en San Carlos (10.1.1860), la figura de Ezequiel Zamora. Tres grandes batallas constituyen hitos de excepción en el desarrollo de los combates: la de Santa Inés (10.12.1859) en el que Zamora al mando de 3.400 hombres, derrotó a las fuerzas del gobierno que consistían de 2.300 hombres, con un saldo de 1.200 bajas entre ambos bandos aproximadamente; la de Coplé (17.2.1860) en que las fuerzas gubernamentales del general León Febres Cordero derrotan al Ejército federalista de 4.500 hombres, bajo el mando de Falcón, y la batalla de Buchivacoa (26-27.12.1862), en la que los generales federalistas Manuel Ezequiel Bruzual y José González, al mando de unos 3.000 hombres, derrotaron a los 2.500 soldados del general Facundo Camero. De estas tres batallas, fue en realidad la de Coplé la que decidió el curso general de la guerra, ya que a partir de la misma Falcón decidió disolver su ejército.

Quizás el componente social de la Guerra Federal sea el más complejo de analizar, debido a que pese a que con el «Grito de la Federación» se produjo la irrupción violenta en el escenario venezolano de las huestes llaneras; la dirección política de la insurrección, especialmente después de la muerte de Ezequiel Zamora, la desempeñaron los terratenientes, capas sociales de la burguesía urbana y caudillos militares ideológicamente aburguesados. En este sentido, el propio programa de Zamora era de naturaleza esencialmente intelectual, primordialmente político y más bien moderado que radical: exigía la abolición de la pena de muerte, la prohibición perpetua de la esclavitud y el sufragio universal combinado con el principio alternativo de gobierno. Es por esto motivo, que algunos historiadores señalan que más que una «insurrección campesina», en el sentido europeo de la palabra, la Guerra Federal significó un renovado intento de fusión entre 2 realidades sociales y raciales, blancos contra razas mezcladas, de la Venezuela Agraria.

En cuanto a sus consecuencias, se puede afirmar que la Guerra Federal no modificó las estructuras de una sociedad agraria tradicional. La solución conciliatoria adoptada con la firma del Tratado de Coche, en abril de 1863 consagró el triunfó nominal de la Federación, aunque en la práctica este principio político nunca pasó de ser una ficción. Una vez en el poder, Falcón distribuyó liberalmente los frutos de la victoria entre él mismo y sus compañeros más allegados. Se le atribuye en este sentido al general federalista José Loreto Arismendi la cínica o desencantada declaración «... luchamos cinco años para sustituir ladrones por ladrones, Tiranos por Tiranos...». En síntesis, a pesar de los calificativos tales como «Crisol de la igualdad social», «insurrección campesina» «guerra revolucionaria» o «guerra social» que se han utilizado para resaltar su carácter igualitario de la Guerra de los Cinco Años, en términos generales, al final de ésta, el fundamento material de la sociedad oligárquica seguía intacto. Es debido a esta circunstancia, que muchos autores señalen que en el fondo la Guerra Federal, nunca pasó de ser un intercambio ideológico entre las élites políticas del país.

jueves, 19 de febrero de 2009

El Liberalismo Amarillo

A la llegada de Antonio Guzmán Blanco al poder represento el final del gobierno de los azules, con el Venezuela experimento unos de sus periodos mas fecundos de administración ordenada y eficiente, a la vez que se adueñaron del mando hombres apegados a la doctrina liberal.

Presidentes del Liberalismo Amarillo:
  • Antonio Guzmán Blanco (1870-1877).
  • Francisco Linares Alcántara (1877-1879).
  • Antonio Guzmán Blanco (1879-1884).
  • Joaquín Crespo (1884-1886).
  • Juan Pablo Rojas (1888-1890).
  • Raimundo Andrueza Palacios (1890-1892).
  • Joaquín Crespo (1892-1898).
  • Ignacio Andrade(1898-1899).
Aspectos resaltantes del liberalismo amarillo:
  • Gobernaron casi 30 años.
  • Se decreto la educación publica y gratuita obligatoria.
  • Se estableció el bolívar de plata como unidad monetaria.
  • Establecimiento del patrimonio civil.
  • Se declaro el gloria al bravo pueblo como himno nacional.
  • Se destaco un predominio militar y un fuerte descontento social.
  • Reforma constitucional planteada por Andrueza para prolongar su permanencia por 2 años mas.
  • Amenaza constante del caudillismo.
Antonio Guzmán Blanco

Nació en Caracas el 28 de febrero de 1829 y murió en París (Francia) el 28 de julio de 1899. Hijo del político Antonio Leonado Guzmán, fundador del Partido Liberal; y de Carlota Blanco Jerez de Aristeguieta, emparentada con la familia de Simon Bolivar.

Abogado y político, estadista y jefe militar de la Guerra Federal, Antonio Guzmán Blanco fue por un período de casi veinte años, uno de los grandes caudillos de Venezuela.

Desde muy joven, Guzmán realizó múltiples viajes por Norteamérica y el viejo continente, lo que le permitió adquirir la vasta cultura y el pensamiento cosmopolita que caracterizaron su actuación en los asuntos de la administración pública y la política.

Durante una breve etapa de su vida, Guzmán se desempeñó como Secretario de la Delegación de Venezuela en Washington, Estados Unidos.

En 1859, con el estallido de la Guerra Federal, Guzmán Blanco inició su carrera política y militar. Se alineó al lado de Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora -líderes liberales, a los que más tarde traicionará- y comenzó a cosechar sus primeros triunfos.

Con la Revolución de 1863, Guzmán escaló posiciones y ganó el prestigio que le llevó a las altas esferas del poder. En 1870, encabezó una nueva revolución y, tres años más tarde, fue electo Presidente de la República. Su primer gobierno, que duró hasta 1877, se conoce con el nombre de El Septenio.

Por un período de dos años dejó a Francisco Linares Alcántara como encargado de la presidencia de Venezuela y viajó a Europa. Pero sus vacaciones se vieron interrumpidas de forma repentina por la muerte de Linares Alcántara, acontecimiento que obligó a Guzmán Blanco a regresar al país y asumir de nuevo la primera magistratura. Este nuevo período presidencial, que duró desde 1879 hasta 1884, se conoce como el Quinquenio.

Tras otra ausencia de las funciones presidenciales, durante la cual asume el gobierno Joaquín Crespo, Antonio Guzmán Blanco retorna al poder por un período de dos años, de 1886 a 1888, al que se le llama la Aclamación.

Guzmán Blanco fue un autócrata durante dos décadas. Realizó un gobierno personalista y ajustó la Constitución a su conveniencia. Su mayor aporte a la historia venezolana fue la labor civilizadora y modernizadora de una Venezuela rural y abatida por los estragos causados por numerosas revoluciones y la Guerra Federal.

Guzmán ordenó la construcción de caminos a través de todo el territorio nacional e incentivó la actividad agrícola -para la época, única fuente de ingresos de la economía venezolana, e hizo el primer aporte en favor de la educación nacional al decretar la instrucción pública, gratuita y obligatoria. Pero la política de construcción de monumentales obras arquitectónicas, diseñadas de acuerdo con los últimos cánones europeos, fue el rasgo más característico de la época guzmancista. Algunas de esas obras que perduran hasta la actualidad son el Panteon nacional, el Capitolio y el Teatro Guzmán Blanco (hoy, Teatro Municipal de Caracas).

Como gobernante, Antonio Guzmán Blanco fue un hombre progresista y un gran estadista, que logró posicionar a una Venezuela rural en el escenario internacional de su tiempo. Pero también fue un gran luchador por la defensa de las fronteras nacionales. Durante su mandato, inició negociaciones con el gobierno inglés para solucionar el problema limítrofe con Guyana.

Los restos de Antonio Guzmán Blanco reposaron por cien años en París, en un cementerio cercano a Trocadero. Desde el 8 de agosto de 1999 descansa en el Panteón Nacional quien en vida fuera
llamado el Ilustre Americano.llamado el Ilustre Americano


Francisco Linares Alcántara
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Nace en Turmero (Edo. Aragua) el 13.4.1825
Muere en La Guaira (Distrito Federal) el 30.11.1878.

Militar y político venezolano, presidente de la República durante el período 1877-1879. Hijo del general Francisco de Paula Alcántara, prócer de la Independencia, y de Trinidad Linares. Inició su carrera militar en 1846, al combatir el alzamiento de Ezequiel Zamora (7.11.1846) y Francisco Rangel. La inestabilidad política de la época en que vivió, le obligó a tomar las armas en numerosas ocasiones en defensa de la institucionalidad, durante los gobiernos de José Tadeo Monagas y José Gregorio Monagas (1847-1858) y de Julián Castro (1858-1859), asimismo, participó en la Guerra Federal (1859-1863) y posteriormente, en defensa de la causa liberal (1868-1870). Su carrera política la inició en el año 1854 como diputado al Congreso Nacional por el estado Aragua. En 1873, fue nombrado por Antonio Guzmán Blanco como primer designado de la República, por lo que se encargó del Poder Ejecutivo ese año y el siguiente.

En 1876, disputó la candidatura a la primera magistratura de la República, al general Hermenegildo G. Zavarce, para el período presidencial 1877-1879, resultando electo presidente por el Congreso Nacional el 27 de febrero de 1877. Entre los hechos más resaltantes de su gestión presidencial, se encuentra el traslado de los restos de José María Vargas al Panteón Nacional, la expedición del decreto que permitía el regreso a la patria a todos los venezolanos que estuvieran fuera del país por causas políticas, así como la suspensión de todos los procesos políticos y la expedición del decreto que reabría el Colegio de Ingenieros de Venezuela (15.11.1877). En reconocimiento a la paz y amnistía que reinó durante su mandato, fue apodado "El Gran Demócrata".

Durante su gobierno se inició en Caracas, Valencia y otras poblaciones una reacción contra el ex presidente Antonio Guzmán Blanco, quien se había ausentado del país después de haber asumido la presidencia Linares Alcántara, pero todavía continuaba ejerciendo influencia a través de sus partidarios; uno de los voceros de la protesta antiguzmancista fue el periódico La Tribuna Liberal. Según muchos Linares Alcántara alentó estas acciones en contra de la figura de Guzmán. El 21 de noviembre de 1878, salió de Caracas hacia La Guaira y, en el camino, contrajo una afección bronquial que le obligó a guardar cama; su estado empeoró rápidamente y 9 días después, murió en La Guaira en la casa de la Compañía Guipuzcoana. El 9 de diciembre, el general Jacinto Gutiérrez, presidente encargado de la República según la ley por ser el presidente de la Alta Corte Federal, decretó el traslado de sus restos al Panteón Nacional, cuya inhumación se produjo el 4 de diciembre del mencionado año. Fue masón en grado 33.

Joaquin Crespo


Nace en San Francisco de Cara (Edo. Aragua) el 22.8.1841.
Muere en La Mata Carmelera (Edo. Cojedes) el 16.4.1898.

Caudillo militar, político y 2 veces presidente de la República, entre otros apodos fue conocido como el "Tigre de Santa Inés" y "El Taita". Hijo de Leandro Crespo y de María Aquilina Torres. Vivió su juventud en Parapara, pueblo llanero del Guárico, donde aprendió a leer y a escribir. Su carrera en las armas la inició en marzo de 1858 como soldado raso en el Guárico bajo las órdenes del coronel José de Jesús, el agachado, Donato Rodríguez y Zoilo Medrano; ascendiendo ya para el 17 de marzo de 1864 a general de brigada. El 18 de septiembre del mismo año se casó en Parapara, con Jacinta Parejo, viuda de Ramón Silva. Su comienzo en la vida política formal la inicio como Diputado a la Asamblea Legislativa del estado Guárico (1864), siendo diputado principal por el mismo estado en el Congreso Nacional (1865-1868). Al término de su gestión como diputado vuelve a tomar las armas en contra de la Revolución Azul (1868-1870) y se destaca como uno de los principales seguidores del presidente Antonio Guzmán Blanco, quien lo asciende al grado de general en jefe de los Ejércitos de Venezuela (4.12.1871). Se puede decir que a partir de su vinculación con Guzmán Blanco, su carrera política experimenta un vertiginoso ascenso que en poco tiempo lo llevará a la cumbre del poder. En tal sentido, tenemos que en 1871 fue jefe civil y militar del Guárico; segundo designado de la Presidencia de la República (16.4.1873) y Presidente del estado Guárico en 1874; ministro de Guerra y Marina (14.8-9.1876 y 9.12.1876-4.1.1877); encargándose además del Poder Ejecutivo en dos oportunidades (9.12.1876-14.12.1876 y 10.4.1877-20.4.1877).

Años después fue una de las figuras claves del movimiento Reivindicador que propugnó el retorno de Guzmán Blanco al poder (1879), siendo nombrado jefe civil y militar del territorio federal Maracay (1880) y presidente del estado Guzmán Blanco (1882). Postulado como candidato presidencial para suceder en el poder a Guzmán Blanco, Crespo es elegido por el Consejo Federal para la Primera Magistratura (14.4.1884), de acuerdo con el artículo 62 de la Constitución de 1881. El 27 de abril, prestó juramento ante el Congreso, correspondiéndole ser Presidente de la República hasta 1886, fecha en que una vez cumplidas las formalidades entrega de nuevo el poder al mismo Guzmán Blanco, a través de su representante Manuel Antonio Diez. En tal sentido, el Congreso premió su lealtad con el título de Héroe del Deber Cumplido, el 29 de abril de 1886. En 1888, ante la política de reacción antiguzmancista propiciada por el nuevo presidente Juan Pablo Rojas Paúl, Crespo decide viajar a Trinidad donde prepara un alzamiento. No obstante, la intentona fracasa y junto con sus seguidores, es arrestado a bordo de la goleta Ana Jacinta (2.12.1888) y trasladado a La Rotunda (Caracas), de donde sale a los pocos días, rumbo al exilio (1889-1890).

Senador por el estado Guárico (1890-1892), se opuso al movimiento continuista del presidente Raimundo Andueza Palacio, liderando la llamada Revolución Legalista (marzo-octubre 1892). Una vez triunfante este movimiento insurreccional, ocupa Caracas el 7 de octubre del mismo año y se encarga del Poder Ejecutivo Nacional. El 16 de junio de 1893, pone ejecútese a una nueva Constitución que establecerá en su artículo 63, la votación directa y secreta, además de períodos de 4 años (artículo 71). En febrero de 1894, al obtener 349.447 a su favor es electo Presidente de la República juramentándose el 14 de marzo, gobernando hasta el 20 de febrero de 1898. Sobrio, abstemio, cojo de la pierna derecha por herida de guerra, fiel a Misia Jacinta, no muy escrupuloso en el manejo del erario nacional, Crespo se convirtió luego del retiro del escenario político venezolano de Guzmán Blanco, en el jefe supremo del Partido Liberal Amarillo y dominó la vida política de Venezuela en la última década del siglo XIX. En 1897, apoya la candidatura del general Ignacio Andrade para las elecciones presidenciales a realizarse en septiembre de ese año. No obstante, la victoria de Andrade en unos comicios electorales tildados de fraudulentos, provoca la irrupción del movimiento armado liderado por el general José Manuel Hernández, el Mocho, conocido como la Revolución de Queipa. Por tal motivo, Crespo en su rol de caudillo mayor decide ser el mismo el que ponga fin a dicho alzamiento, encontrando la muerte en el sitio de La Mata Carmelera (Edo. Cojedes) a manos de un tirador apostado en un árbol. Aunque siempre se ha dicho que la bala que mató a Crespo provino del rifle de uno de los partidarios del Mocho Hernández, sin embargo, un rumor no confirmado a través de la historia asoma la posibilidad de que el proyectil que cegó la vida del "Tigre de Santa Inés", hubiese sido disparado por un enemigo político infiltrado dentro de sus propias filas. Como último aspecto relacionado con la vida de Crespo, tenemos que al igual que muchos personajes importantes de la Historia venezolana, estuvo vinculado a la masonería, siendo masón en grado 33 y Gran Maestro del Gran Oriente. Sus restos reposan en el Cementerio General del Sur en Caracas, desde el 24 de abril de 1898.


Juan Pablo Rojas

Juan Pablo Rojas Paúl

El 26 de noviembre de 1826 nace en Caracas Juan Pablo Rojas Paúl, abogado y político, Presidente de la República de 1888 a 1890. Fue el fundador de la Academia Nacional de la Historia, en la cual ocupó el sillón letra "A", que permanece vacío desde su muerte.

Llega a la Presidencia de la mano de Guzmán Blanco. Rojas Paúl fue profesor universitario, Gobernador de Caracas, Ministro de la Corte Superior de Justicia del Estado Bolívar (1868), Ministro del Interior y de Justicia (1869).

Con Guzmán Blanco ocupó las carteras de Relaciones Interiores y de Hacienda, Administrador de la Aduana de La Guaira. Su sucesor en la Presidencia de la República, Raimundo Andueza Palacio, lo envió al exilio por haberse opuesto a sus intenciones continuistas. Rojas Paúl murió en Caracas el 22 de julio de 1905.

Elección de Juan Pablo Rojas Paúl (1888)

Desde comienzos del año 1888 todos los candidatos liberales se reunieron para escoger en una "Convención" al candidato único a someter al Congreso y Consejo Federal, tal como estaba preestablecido en las "sugerencias" dejadas por Guzmán a sus aliados.

El candidato que debía escogerse era, el Dr. Rojas Paúl y en efecto esto fue lo aprobado por la "convención" del 9-2-1888 arreglada de antemano.

Desde el día señalado para el inicio de las sesiones parlamentarias el 20-2-1888 hasta el 29 de junio, no fue posible reunir el quórum de ley al Congreso y hacer la elección; pues en el Congreso tenían mayoría los crespitas y, para evitar que éstos erigiesen a Crespo, los guzmancistas resteados con Rojas Paúl no asistían a las sesiones paralizando el proceso. Después de cuatro meses de maniobras (no haciendo mayoría), en vista de la actitud "sediciosa, conspirativa, etc de los crespistas, fueron encarcelados algunos parlamentarios bajo la peregrina tesis de González Guinán, quien sostenía que "la inmunidad no es la impunidad". Algunos decían que el alzamiento de unos guerrilleros en el Guárico en nombre de Crespo, lo habrían hecho por instrucciones de agentes del gobierno, para así poder encarcelar a los crespistas y convocar a los amedrentados suplentes. Fue de esa democrática forma que el Congreso ya libre de los crespistas se reunió el 29-6-1888 para escuchar el mensaje presidencial y escoger los miembros del Consejo Federal, éste a su vez reunido el dos de julio procedió a elegir al Dr. J. P. Rojas Paúl como Presidente de la nación para el período 1888-1890.


Raimundo Andrueza Palacios

Nace en Guanare (Edo. Portuguesa) el 6.2.1846.
Muere en Caracas el 17.08.1900.

Quizás el hecho más resaltante de su carrera política, haya sido la maniobra continuista que ideó con el objeto de extender su período presidencia por dos años más (1892-1894) y que desembocó en la irrupción del movimiento insurreccional liderado por Joaquín Crespo, conocido como la Revolución Legalista (marzo 1892), y que terminaría expulsándolo del poder. Hijo de Raimundo Andueza y de Carolina. Estudió en el colegio de Guanare, primaria y bachillerato, graduándose de bachiller en ciencias filosóficas en 1861. Fue Edecán y luego secretario del presidente Juan Crisóstomo Falcón (1866), además sirvió bajo las órdenes del general Manuel Ezequiel Bruzual durante la Revolución Azul de 1868. El 4 de marzo de 1872 contrajo nupcias con Isabel González Esteves, prima hermana de Belén Esteves, esposa del futuro presidente Francisco Linares Alcántara. Andueza Palacio cursó la carrera de Derecho en la Universidad Central de Venezuela, desempeñándose tiempo después como abogado ante la Corte Suprema del Distrito Federal (15.4.1874). Entre 1873 y 1876 fue diputado por el estado Aragua. Presidente del Congreso (1876) y ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Linares Alcántara (marzo 1877) pronuncia el discurso de despedida a Antonio Guzmán Blanco en La Guaira, el 18 de mayo de 1877. Encargado del Poder Ejecutivo por la ausencia de Linares Alcántara (agosto 1877) es senador por el estado portuguesa. Ministro de Hacienda (1877-1878), fue postulado como candidato a la Presidencia de la República para el período 1879-1881.

Exiliado político durante los días de la Revolución Reivindicadora (de junio a fines de 1878) ocupó nuevamente el cargo de Ministro de Hacienda (febrero 1879). Incorporado al Consejo de Administración (mayo 1879) es senador en 1880 y de 1886 a 1889. Posteriormente se desempeñó como consejero federal por el estado Zamora y presidente de la Cámara de Diputados (1890). Miembro del Consejo Federal por el estado Zamora (1890), es elegido presidente de la República por dicho organismo, el 7 de marzo de 1890. Aunque constitucionalmente estaba estipulado que su período terminara el 20 de febrero de 1892, Andrade planeó reformar la constitución con el fin de prolongar su estadía en el poder por dos años más. Esta maniobra continuista de Ignacio Andrade provocó el surgimiento de la Revolución Legalista liderada por Joaquín Crespo (marzo de 1892), así como la presión de Guillermo Tell Villegas, presidente del Consejo Federal; ante tal circunstancia, Andrade decidió exiliarse del país (1892-1898). Luego de la muerte de Crespo (abril 1898), incorporándose como ministro de Relaciones Exteriores (23.10.1899-31.7.1900) al primer gabinete del presidente Cipriano Castro. Además de la extensa trayectoria política, Andrade fue masón en grado 33 y canciller en el Supremo Consejo Confederado de la Masonería (1885-1888).


Ignacio Andrade

Ignacio Andrade

Nace en Mérida (Edo. Mérida) el 31.7.1839.
Muere en Macuto (Distrito Federal) el 17.2.1925.

Pese a su extensa carrera política y su impecable educación, nunca llegó a obtener el liderazgo y preeminencia política de personajes como Joaquín Crespo y José Manuel Hernández, hecho éste que se evidenció en la cantidad de conjuras y movimientos insurreccionales que tuvo que afrontar en su rol de Presidente de la República (1898-1899). Fue su padre el general José Escolástico Andrade, zuliano de Los Puertos de Altagracia, miembro del Ejército Libertador presente en Carabobo, Junín y Ayacucho; su madre, Juana Troconis, era merideña. El lugar y fecha de su nacimiento no se han podido precisar porque su fe de bautismo no ha sido localizada. Por tal motivo, en el fragor del proceso electoral de 1897 (en el que se buscaba el sucesor presidencial de Joaquín Crespo), se comentó con insistencia que Andrade había nacido en el Estado Zulia e incluso la Cancillería venezolana publicó una biografía suya en una revista española de 1897, afirmando que: “...nació en Maracaibo el 31 de julio de 1839...”. Asimismo, sectores opositores a la candidatura de Ignacio Andrade llegaron a comentar que éste no podía aspirar a la presidencia de la República, por haber nacido en Colombia. Sin embargo, su partida de defunción, localizada en el Registro Principal de Caracas, señala que: “... según informaciones aportadas por su hijo José Andrade, de 35 años de edad, el general Andrade era natural de Mérida[. ..] y había fallecido a los 85 años de edad...”

Presidente del estado Falcón (1883-1885), contrajo matrimonio con María Isabel Sosa Saa (14.2.1885). Senador por el estado Falcón, que comprendía entonces los territorios actuales de Falcón y Zulia (1886), ejerció los cargos de gobernador del Distrito Federal (octubre 1892), ministro de Instrucción Pública (marzo 1893), diputado por el Gran Estado Miranda (abril 1893), ministro de Obras Públicas (junio 1893) y presidente del Gran Estado Miranda (1894-1897). Desempeñándose en este último cargo, fue propuesto como el candidato oficial del gobierno de Joaquín Crespo para las elecciones a realizarse el 1 de septiembre de 1897. De acuerdo con la Constitución de 1893 la votación fue directa y secreta. Andrade obtuvo 406.610 votos contra el favorito de la oposición, el general José Manuel Hernández, conocido como el Mocho, quien sólo consiguió 2.203 en unos comicios tildados de fraudulentos. En consecuencia, el triunfo electoral de Andrade se produjo dentro de un clima político de crispación, el cual desembocó en el movimiento insurreccional liderado por el Mocho Hernández, conocido como La Revolución de Queipa. Durante el desarrollo de las acciones bélicas que comenzaron el 23 de febrero de 1898 y se extendieron hasta el 12 de junio del mismo año, se produjo un suceso inesperado que afectó de manera negativa a la correlación de fuerzas que rodeaban a Andrade, la muerte de Joaquín Crespo. En efecto, como consecuencia de la desaparición del escenario político de Crespo tras su deceso en la Mata Carmelera, el 16 de abril de 1898, una gran cantidad de caudillos vieron despejado el camino hacia el poder, incluyendo al propio general Ramón Guerra, quien en su cargo de Ministro de Guerra había capturado al Mocho Hernández, y luego se alzó en contra del gobierno de Ignacio Andrade. Aparte de los movimientos insurreccionales que tuvo que afrontar Andrade, durante su gestión administrativa se experimentaron dificultades económicas, la desconfianza de ciertos círculos políticos y una epidemia de viruela. Finalmente, Andrade fue derrocado el 19 de octubre de 1899 por Cipriano Castro y la Revolución Restauradora, la cual triunfó sin que las fuerzas gubernamentales hicieran un mayor esfuerzo por detenerlas. Una vez fuera del poder, Ignacio Andrade salió exiliado hacia Puerto Rico, donde escribió unas líneas acerca del movimiento que lo derrocó, tituladas ¿Porqué triunfó la Revolución Restauradora?, publicadas 30 años después de su muerte (1955).

Luego de ser amnistiado (19.11.1903), sirvió al régimen de Juan Vicente Gómez, quien paradójicamente había formado parte del movimiento revolucionario que lo expulsó del poder; desempeñándose como ministro de Relaciones Exteriores (1916-1917) y de Relaciones Interiores (1917-1922), en los gabinetes ejecutivos de Victorino Márquez Bustillos.